En regiones altamente sísmicas como Chile, Japón y Nepal, se han establecido leyes y regulaciones de construcción antisísmica. Estas regulaciones de «sismorresistencia» requieren que las empresas constructoras erijan edificios que cumplan con los más altos estándares de seguridad. Además, se les puede exigir que adapten y refuercen las estructuras existentes.
![aerial photo of city buildings]](https://grupopasquel.com/wp-content/uploads/2023/08/5w8fdb8f89s-1024x683.jpg)
Las estructuras antisísmicas están diseñadas para resistir los movimientos telúricos mucho mejor que las edificaciones convencionales, que están construidas principalmente para soportar su propio peso debido a la gravedad. Esto significa que en caso de un terremoto, las diferentes plantas y paredes de un edificio convencional podrían colapsar.
Los ingenieros y arquitectos especializados en este campo tienen en cuenta varios detalles y especificaciones cruciales para hacer que las viviendas y los edificios sean resistentes y capaces de sobrevivir a un evento sísmico. Su objetivo primordial es salvaguardar las vidas humanas durante estas situaciones críticas.

En estas construcciones, si bien la infraestructura puede sufrir daños, está diseñada para no colapsar frente a los fuertes movimientos del suelo. La ingeniería sísmica no busca eliminar la percepción de los terremotos ni mantener la estructura rígida. Por el contrario, si la estructura intentara mantenerse inmóvil frente a los movimientos bruscos, sería más probable que colapsara. Por lo tanto, el objetivo es permitir que la estructura se ajuste al movimiento para evitar su destrucción, salvaguardando así la seguridad de los ocupantes y evitando un colapso total o parcial.
Para lograrlo, se emplean varias técnicas, entre las cuales se destacan:
Calidad de los materiales: La elección de materiales de alta calidad es fundamental para aumentar la capacidad de absorción de la energía generada por el movimiento del suelo. El hormigón armado y el acero son materiales preferidos por su capacidad de flexionar sin colapsar.
Geometría: Las edificaciones deben tener muros perpendiculares entre sí. Diseños regulares y simétricos ayudan a evitar el colapso durante un terremoto.
Continuidad: La estructura debe ser simétrica y continua, evitando cambios bruscos y desordenados que puedan comprometer su integridad.
Cimentación: Realizar estudios previos del suelo es esencial para determinar la cimentación adecuada. Esto incluye considerar el tamaño, la forma y la profundidad del terreno antes de construir las bases del edificio.
Resistencia: Incorporar estructuras rígidas en el primer nivel del edificio, como muros y paredes, mejora la estabilidad y la resistencia, permitiendo que la estructura actúe como una unidad durante un sismo.
La correcta implementación de estas medidas es crucial para la construcción de estructuras antisísmicas y puede marcar la diferencia en la prevención de tragedias y la protección de vidas durante un terremoto.
