Durante 2022, países latinoamericanos como Brasil, Argentina y Perú superaron los niveles de producción anteriores a la pandemia, indicando una tendencia positiva en la región. Sin embargo, México continuó enfrentando desafíos para recuperar la producción perdida en 2020, y se prevé que alcance los niveles pre-pandémicos recién en 2025.

A pesar de que el crecimiento proyectado del 6% para 2023 es ligeramente superior al registrado en 2022, la región aún se encuentra en proceso de consolidación después de los desafíos enfrentados durante la pandemia.
Jack Riddleston, economista de GlobalData, señala que la recuperación en 2022 estuvo impulsada por factores como un efecto base bajo, así como medidas fiscales y políticas monetarias expansivas. Sin embargo, la respuesta fiscal varió entre los países de la región, con Brasil implementando una respuesta significativa que contribuyó en gran medida a su recuperación, mientras que México optó por una respuesta más moderada, lo que resultó en una recuperación más gradual.

El aumento de los precios de las materias primas a nivel mundial y los desafíos en la cadena de suministro continúan siendo factores influyentes en la industria de la construcción en América Latina. Esto ha llevado a una inflación persistente en economías clave como Brasil y Argentina, lo que a su vez ha provocado aumentos de costos y retrasos en proyectos de construcción debido al alza en los precios de materiales como el acero, la madera y el hormigón.

No obstante, estos desafíos han generado beneficios para la región en términos de mayores ingresos por exportaciones e ingresos fiscales, lo que crea un entorno más propicio para la inversión.
En respuesta a la presión inflacionaria, se ha implementado un endurecimiento monetario en la región a partir de la segunda mitad de 2022, lo que ha llevado a un aumento en las tasas de interés por encima de los niveles pre-pandémicos en muchos casos. Esto probablemente resultará en una disminución del gasto público, ya que el aumento en la carga de deuda pública puede llevar a una mayor prudencia fiscal. En este contexto, el sector residencial podría experimentar una disminución en la demanda, ya que las tasas de aprobación de hipotecas disminuyen y los ingresos reales se ven afectados por el incremento en los costos de financiamiento.
Se espera que la industria de la construcción en América Latina mantenga su trayectoria de crecimiento en 2023 y 2024, con un aumento proyectado del 6%. Aunque persisten desafíos como la inflación y el endurecimiento monetario, la región se encuentra en una posición favorable para capitalizar las oportunidades de inversión en el sector de la construcción.